El sistema de granallado o el chorro de arena son algunos de los más empleados para la limpieza y restauración de superficies como fachadas o estructuras industriales, ya que ofrecen un alto nivel de abrasión. Sin embargo son dos técnicas que, aunque comparten grandes similitudes, también presentan diferencias notables, lo que hace que cada una sea más indicada que la otra para según qué uso y qué fin.
El chorro de arena en Sevilla es muy empleado para la limpieza de superficies de carácter histórico, es decir, que tengan valor monumental y no puedan someterse a grandes erosiones. La arena tiene poder de erosión pero no es abrasiva como pueden llegar a serlo otro tipo de materiales empleados en el granallado. Además esta, al ser proyectada a gran presión, produce una especie de polvo blanquecino que puede dejar residuos en la superficie, por lo que también es conveniente limpiar posteriormente. El chorro de granalla, en cambio, es bastante más agresivo con la superficie tratada, por lo que es más empleado en metales y aceros industriales o estructuras y edificios más modernos. Este no deja tanto residuo, por lo que el control sobre la limpieza es mayor por parte del operario.